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Puesto que la palabra del rey es soberana, ¿quién le dirá: «¿Qué haces(A)?»?

El que guarda el mandato(B) real no experimenta ningún mal(C);
Porque el corazón del sabio conoce el tiempo y el modo de hacerlo.
Porque para cada deleite hay un tiempo y un modo(D),
Aunque la aflicción del hombre sea mucha sobre él.

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